
Naturalmente uno no se da cuenta de la fragilidad del ser humano hasta que enferma. Cuando uno es joven y lleno de vitalidad, no piensa en ello ¿por qué habría de hacerlo?. En mi caso me doy cuenta que ya no soy tan joven, tumbado en mi cama, tras el hospital y con cierto malestar tras una operación de varices, me pregunto que resultado habría tenido esta sencilla enfermedad en otro lugar de la tierra, donde el acceso a la medicina de calidad fuera complicado o no estuviera a mi alcance.
La enfermedad es un paño de lágrimas y el dolor de la muerte irremediable, como la vida misma, desde el mismo instante en que nacemos. Tarde o temprano las personas que conocemos, las que amamos y finalmente nosotros mismos, sufriremos ese mismo destino. Es irremediable.
Así pues, sabiendo estas cosas de nosotros mismos, debemos esforzarnos a cada instante por ser felices. Rememorando algunos instantes de mi propia vida, parece como si quisiera, a veces complicar mi existencia, comprometiendo mi derecho a ser feliz.
Somos inconformistas por naturaleza, siempre queremos más. Deseamos reconocimiento, sabiduría, riquezas, salud para disfrutar del momento. Normalmente añoramos aquello que no somos capaces de alcanzar. Si fuéramos capaces de realizar nuestros más íntimos deseos, pronto descubriríamos otros aún más apetecibles. El deseo camina siempre un paso por delante de nosotros. Tal vez la mejor solución sea no desear nada. Es una tarea complicada liberarnos del deseo.
En mi opinión la mejor forma de disfrutar de la vida, es aceptar nuestra propia y frágil naturaleza, aprender a disfrutar de cada instante, de las cosas buenas y sencillas que existen a nuestro alrededor. Puedo imaginar situaciones muy difíciles para mi, si tal me aconteciera, espero encontrar espacio a la esperanza. Si finalmente es Dios quien esta detrás de todas las cosas, las que conocemos y las que no, tan sólo doy gracias por alimentar mi fe, darme la esperanza de una vida nueva, sin dolor, sin sufrimiento. Te doy gracias Señor, sólo por pensar finalmente que tu puedas estar ahí.
La enfermedad es un paño de lágrimas y el dolor de la muerte irremediable, como la vida misma, desde el mismo instante en que nacemos. Tarde o temprano las personas que conocemos, las que amamos y finalmente nosotros mismos, sufriremos ese mismo destino. Es irremediable.
Así pues, sabiendo estas cosas de nosotros mismos, debemos esforzarnos a cada instante por ser felices. Rememorando algunos instantes de mi propia vida, parece como si quisiera, a veces complicar mi existencia, comprometiendo mi derecho a ser feliz.
Somos inconformistas por naturaleza, siempre queremos más. Deseamos reconocimiento, sabiduría, riquezas, salud para disfrutar del momento. Normalmente añoramos aquello que no somos capaces de alcanzar. Si fuéramos capaces de realizar nuestros más íntimos deseos, pronto descubriríamos otros aún más apetecibles. El deseo camina siempre un paso por delante de nosotros. Tal vez la mejor solución sea no desear nada. Es una tarea complicada liberarnos del deseo.
En mi opinión la mejor forma de disfrutar de la vida, es aceptar nuestra propia y frágil naturaleza, aprender a disfrutar de cada instante, de las cosas buenas y sencillas que existen a nuestro alrededor. Puedo imaginar situaciones muy difíciles para mi, si tal me aconteciera, espero encontrar espacio a la esperanza. Si finalmente es Dios quien esta detrás de todas las cosas, las que conocemos y las que no, tan sólo doy gracias por alimentar mi fe, darme la esperanza de una vida nueva, sin dolor, sin sufrimiento. Te doy gracias Señor, sólo por pensar finalmente que tu puedas estar ahí.
3 comentarios:
Bueno, ahora es en serio, me alegra que te estés recuperando.
Este tipo de reflexiones me salen a mí cuando paso por algún percanse, el cual amenaza mi vida o la de los míos.
Lamentablemente, y gracias a mi falta de madurez, a los dos día se me olvida "el susto de advertencia" y vuelvo a ser el mismo derrochador de tiempo.
Uno de estos días lo lamentaré definitivamente. Espero que eso no te pase a tí, amigo. Supongo que aún soy muy joven para aceptarlo.
"Tarde o temprano las personas que conocemos, las que amamos y finalmente nosotros mismos, sufriremos ese mismo destino. Es irremediable".
¡Oye guapo! por qué no te pones tú el primero y no el último. Tú tienes pensado enterrarnos a todos y luego marcharte. Qué jeta. De todas formas, nuestra metafísica suele durar lo que un caramelo a la puerta de un coloegio, hasta que dejamos de estar convalecientes. Luego a comernos la cabeza con las tonterías de siempre. Como si no hubiéramos sobrevivido hasta hoy, y engordando encima.
Si Luis, tienes razón, tambien David. Si os sirve de consuelo hay personas que estan realmente jodidas y no lloran tanto como yo. Si ir más lejos, el otro día vi un documental en la tele, sobre el agente naranja que los Yankis lanzaron en Vietnam. Las Dioxinas ha dejado envenenado medio Vietnam y las mutaciones genéticas de la gente expuesta han sido terribles. Estan en la tercera generación y aún no se sabe cuanto puede durar eso. En fin, algunos como yo, somos unos privilegiados. ¿Por que se me olvida tan facilmente?.
Publicar un comentario